martes, 15 de diciembre de 2009


A propósito de la Cumbre contra el Cambio Climático en Copenhague, la ética viene a ser un elemento importante para la toma adecuada de decisiones que involucran a muchas comunidades que tienen un mismo fin. En este caso, lograr metas en la vida para vivir mejor. Pero es evidente, que este concepto es tomado a la ligera y usado relativamente. Cuando hablamos de medio ambiente, sólo vemos, escuchamos o leemos el creciente índice de contaminación que tienen las principales ciudades en los diferentes continentes. Precisamente, las grandes urbes, cuya fuente económica es la vía industrial.
Todas las industrias que poseen las grandes naciones, generan miles de millones de dólares anualmente, levantando la economía a grandes proporciones. Por otro lado, éstas producen millones de sustancias contaminantes que debilitan cada vez más la capa de ozono. Sistemas de sostén de la vida, resulta directamente de un aumento en el uso de los recursos. La quema de combustibles fósiles y la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La acumulación de este gas, junto con otros, atrapa la radiación solar cerca de la superficie terrestre, causando un calentamiento global. Esto podría aproximadamente en cuatro décadas, aumentar el nivel del mar en zonas costeras, en todo el planeta. De igual forma, otros como el plomo, el monóxido de carbono, el óxido de zinc y el óxido de nitrógeno, pueden causar daños irreversibles en el hombre, como son retrasos en el crecimiento, lesiones de órganos, afecciones respiratorias, cáncer, mal de Parkinson, hasta la muerte masiva en muchas zonas a nivel mundial.
Cuando hablamos de economías crecientes, no olvidamos los elementos que generan grandes riquezas, en este caso, los recursos naturales, como el agua, el petróleo, la madera y metales preciosos. No es novedad darnos cuenta que estos recursos se encuentran en zonas que no competen en absoluto en la geografía de naciones que poseen el poder económico y que llevan a cabo la explotación de éstos. Continentes como África, América y Asia, son víctimas de la política económica globalizada.

Existe una doble moral en las grandes transnacionales que están a cargo de proliferar estos productos contaminantes a nivel internacional. La publicidad masiva crea un efecto alucinante en la población y hoy en día son más personas que fuman cigarrillos, los cuales tienen impreso en su cajetilla que ese producto es nocivo para la salud, de igual forma los famosos aerosoles, algunos de ellos traen instrucciones para no dañar el medio ambiente. En fin, la lista es larga, mientras seguimos nombrando, en África, centenares de especies de animales y vegetación han muerto, debido a los problemas antes señalado.
Es impresionante como el hombre ha viajado a la luna, ha puesto telescopios en órbita para ver choques de galaxias, hoyos negros, nacimientos de estrellas, en fin, ese mundo es fascinante y casi imposible de imaginar. Así como lo es, imaginar cuánto gasta la NASA en todos estos experimentos, la suma es astronómica. ¿Pero qué pasa en casa, a miles de kilómetros terrestres, donde la gente se está muriendo de hambre, de frío o calor? ¿Qué medidas se están tomando para detener la muerte lenta de millones de africanos, o como proteger la flora y la fauna de los grandes pulmones de nuestro planeta, como son las selvas de la Amazonía, el Congo y el sudeste asiático? ¿Hasta dónde llega la ética de estas grandes potencias para contribuir a la reconstrucción y prevención de todos estos problemas que pone en peligro a la humanidad? Se debería plantear la búsqueda de indemnización de grandes grupos sociales afectados por la desmedida explotación, y existe la gran interrogante, que si demandarán el rescate antitóxico a su medio ambiente, donde países como Estados Unidos y otras potencias emprenden acciones que llevan a otras fronteras la lluvia radioactiva, lluvia ácida, residuos tóxicos y otros productos peligrosos.

Algo en común que tenemos los ciudadanos de este bello planeta, es precisamente la destrucción de éste, por nuestro abuso e irresponsabilidad en el uso de sus recursos. Deberíamos de reflexionar y traer a colación la teoría del caos, que plantea: "el simple aleteo de una mariposa, puede provocar un terremoto al otro lado del mundo" y es esto es una gran verdad, pues evidentemente nuestro planeta tiene sus límites y si no cuidamos nuestro entorno, terminaremos afectando a toda la población mundial.
Sin embargo, si se suscita un terremoto en Beijing y provoca un caos a grandes proporciones, dañaría en forma considerable la economía en Wall Street, entonces se cuestiona, si este emporio económico debería crear programas en esa gran ciudad, para enfrentar los terremotos o sólo es un problema que le compete a China.. Así como se acude a la doble moral, cuando el los grandes países invaden a otro a través de las armas y luego se trata de hacer una “misión de reconstrucción” de los daños ocasionados, en este caso materiales, porque las vidas humanas de verdad no cuentan.
Estamos viviendo sociedades post industriales, donde se observan la construcción de nuevos modelos económicos, junto con el fenómeno de la globalización, sin embargo, en esta nueva era de la post modernidad de igual forma estamos viviendo el fenómeno de la deconstrucción, donde no hay un sistema político integral, ni ideologías globales. Así que la política de las grandes naciones difiere con la de los países del tercer mundo, ya que están jugando diferentes reglas del juego.
Entonces surge la interrogante si estos grandes poderíos políticos y económicos estarán dispuestos a jugar limpio y evitar dañar la integridad de ninguna sociedad del mundo. Es en este punto donde viene a mover sus fichas la ética, ésta vigila el comportamiento de las sociedades y es a través de un contrato social, donde existan leyes que protejan la soberanía de los países que tienen estos recursos explotables.
Pero ¿qué pasa cuando hablamos de el accionar de la ética de una sociedad más homogénea como nuestro país? Sucede que se crean estratos sociales, donde el Estado difiere del resto de la sociedad, a excepción de aquellas que poseen el poder político y económico. Maquiavelo dice en El Príncipe, que la política es el arte y la habilidad de mantener el poder y afirma que nada tiene que ver la política con el bien común y no hace negación de la ética, la considera que está en otra esfera.
A un escenario más específico como el nuestro, ¿qué podemos esperar como ciudadanos nicaragüenses que tenemos la facultad de exigir nuestros derechos, ante este fenómeno maquiavélico?
Y sin olvidar el tema que estamos tratando, existe un problema ético ante la preservación de nuestros recursos naturales. Este país no es industrial y no posee grandes cantidades de sustancias tóxicas como las potencias, pero sí, existe un alto índice de pobreza, la cual trae cantidades industriales de deshechos orgánicos que van a caer las aguas, cauces, calles, patios baldíos, por consecuencia de la falta de educación que es como consecuencia de este fenómeno que acoge al país. Pero lo más alarmante es la falta de interés de parte de las autoridades para resolver esta crisis.
A diferencia de las potencias, que ocupan el poderío económico para contribuir a dañar el medio ambiente, naciones como la nuestra lo ocupan para cubrir las necesidades que provoca la falta del factor económico. Pero de igual manera ¿quién le dice a nuestras sociedades carentes, que el uso desmedido de nuestros recursos va contra la ética, si irónicamente lo que se busca con este proceder es el bien común al encontrar soluciones para su supervivencia? ¿Y a la vez, quién le dice a nuestras autoridades que no es nada ético, poner en peligro el futuro del país, como si se estuviera jugando a lo dados, al tomar decisiones incompetentes y absurdas, como la búsqueda de mandatos vitalicios o emitir juicios y opiniones, perjudicando a naciones hermanas, para congraciarse con sus aleados, si en nuestro plano geográfico, mueren niños de hambre y personas afectadas por sustancias químicas que manipularon toda su vida, trabajando para el Estado y que al final no se les dé asistencia médica? ¿O es verdad, que la ética está en otra esfera, como lo dice Maquiavelo, pero en todo caso en cuál, si la base de una sociedad es manejada por los hilos de los poderes económicos y políticos?


Por cada minuto que usted ocupa para leer este artículo, 9 niños han muerto de hambre en el mundo y aproximadamente 25.000 personas morirán al acabar el día, por causa de este flagelo.


Mientras tanto, los cálculos hechos por los especialistas estadounidenses, indican que su expedición tripulada a Marte les costará aproximadamente 500.000 millones de dólares.

La ética a nivel personal
Si continuamos la reflexión en la crisis ética a nivel global, probablemente terminemos con una actitud negativa ante el presente y el futuro. Estamos conscientes que no es fácil la reconstrucción de todos los elementos desmembrados que evitan buscar soluciones en pro del bien común y más si hablamos de economías tan distantes, como la nuestra y las grandes potencias económicas. Entonces es ahí que la ética viene a jugar un papel muy importante y es la carta que ésta tiene bajo la manga en el desarrollo de este difícil juego. Es cuando hablamos de la ética a nivel personal. Si no se pueden lograr soluciones globales, podemos poner empeño en soluciones inmediatas y precisas en casos específicos.
También podemos sacar lo bueno de las grandes potencias y no precisamente solo marcar las experiencias negativas. Estas por ejemplo, utilizan la tecnología del reciclado, brinda la esperanza de combinar la cordura ecológica con el proceso económico. Así como otras vías que utilizan para la preservación de sus recursos.
Aún queda la esperanza que a nivel mundial, existan grandes organizaciones que están en pro del medio ambiente, como el caso concreto de Green Peace y otros. La preservación de nuevas especies y el rescate de éstas es común leer y escuchar en los medios especializados que abordan estos temas. Así como leyes que penalizan a personas que cometen actos de vandalismo y que agreden el sistema ecológico.
Quizás suene demasiado bonito lo antes expuesto, pero es que en realidad no estamos jugando ajedrez, donde pretendemos a toda costa poner en jaque mate las posibles soluciones. Más bien, se trata de tomar una actitud positiva al plantear como posible solución la ética personal.
Nicaragua tiene grandes problemas medio ambientales y de educación, que son difíciles solucionarlos de la noche a la mañana, pero precisamente, podemos hacer uso de nuestra ética y sencillamente, empezar por nuestros hogares, crear conciencia en los niños la necesidad de vivir en un ambiente limpio y sano. Luego en cualquier campo que nos desarrollamos, tratar de educar y educarnos a nosotros mismos y ejecutar buenas acciones en la conservación del medio ambiente. Así vamos cerrando brechas y uniéndonos en un sentir común y lo más importante, poseer una actitud positiva para enfrentar los problemas que nos rodean, y por último, pero no menos importante, informarnos, interesarnos en temas más profundos que nos involucren con nuestra realidad.
¿Y qué papel juega nuestro gobierno en ética a nivel personal? Pues ahí depende de cada funcionario para hacer la diferencia. Por ejemplo, no involucrarse en negociaciones turbias, como coimas, y pactos. Pensar antes de apretar el botón para aprobar alguna ley absurda que va a perjudicar al pueblo. Interesarse en problemas más inmediatos, como mitigar el hambre en zonas que están padeciendo este mal, creando proyectos y leyes que protejan al menos a las personas más vulnerables del país y algo muy importante, no desviar el presupuesto nacional para proyectos que no tienen ningún futuro en economías como la nuestra. Más bien canalizar todos esos gastos, en educación al pueblo, creando campañas para preservar las ciudades, con proyectos de construcción y reconstrucción. Obligatoriamente, aumentar el sueldo a aquellos que poseen carreras nobles como la medicina y el magisterio, que están muy bajo del salario mínimo de cualquier país vecino. Hay que recordar que si queremos ver nuevas actitudes, tenemos que esculpirlas a través de métodos de educación que lleve a la mayoría de la población a reconocer la diferencia entre lo bueno y lo malo. El gran sabio de todos los tiempos, Albert Einstein, decía: “La paz no se puede construir con la fuerza, tan sólo con el entendimiento”
Livia Ivonne Gamero P.

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