miércoles, 2 de febrero de 2011

El buen escribir ante la tecnología moderna


Si ojeamos algunas fotos o cartas de nuestros abuelos o padres, quienes aún no estaban sumergidos en el boom de la nueva tecnología, podemos ver con agrado, la bella caligrafía que tenían, similar a la letra cursiva, que nos ofrecen ahora los programas en la computadora. La ortografía era impecable y el buen hábito de la lectura y la escritura, eran evidentes, al escucharlos  hablar de diversos temas de cultura general.


También se disfrutaba de la llegada del cartero, con los sobres con estampillas coleccionables o la llegada repentina de algún telegrama, escrito en papel. O de lo diarios personales, adonde alguien  plasmaba los secretos más valiosos y que difícilmente era visto por otro.Y existía aquel misterio y complicidad, con las páginas escritas, de palabras llenas de amor, tristeza, decepción o hasta enojo por las frustraciones vividas.

Los viajes eran una aventura. Una visita de un familiar se convertía en una grata sorpresa, quizás porque  la carta que anunciaba su llegada, se retrasaba más del tiempo previsto. En fin, todo era en cierta forma más complicada, pero nadie lo percibía, porque era la manera de ver la  vida, fuera de todo avance tecnológico.

Siglo XXI. Era de la tecnología y la inmediatez en la comunicación. Donde todo se hace más fácil y el mundo se convierte en un pañuelo. Hablar de cartas y telegramas es en muchos lugares del mundo, cosa del pasado. Es habitual recibir en cualquier momento del día, mensajes a través de el correo electrónico, red social o por medio de la telefonía celular. Es evidente que con este avance, a habido mucho desarrollo, respecto al mundo empresarial. Pues ahora en vez de hacer un largo viaje para una simple reunión, hay diversas opciones, como la  de tele conferencias.



El teléfono tiene otras alternativas de uso, con el nuevo sistema de la telefonía celular. Son muchas las ventajas, pues de igual forma, ha venido a tomar una gran importancia, ya que con éste, podemos evitar largas conversaciones. Con la alternativa del servicio que ofrece, sobre el envío de mensajes de textos, que resultan ser más económicos y se puede tener una plática prolongada con algún familiar o amigo.

Este procedimiento se le llama “Chatear”y generalmente es usado por los adolescentes,que pasan la mayor parte de su vida haciendo esta función. Se ha convertido en una nueva cultura. El mantener uno o varios vínculos a través de estos mensajes de textos.

Sin embargo, a pesar de las muchas ventajas, existen muchos problemas, que los jóvenes hoy en día vienen presentando. Pues como antes señalaba, sobre el pasado y la buena caligrafía. Ahora se carece de ella, porque con este sistema ha venido a sustituir al lapicero y el papel. Y para evitar  enviar un mensaje largo, se ha creado un nuevo modelo de envío de los mensajes, y es por medio de la abreviatura y símbolos, que han constituido prácticamente un nuevo idioma.

Con todo esto, ahora los jóvenes, habituados a escribir por códigos y abreviaturas, han innovado el uso alternativo de otras letras, para  acortar una palabra. Ejemplo:  “K t psa, t kiero hablar” para decir: “¿Qué te pasa? Te quiero hablar.” Incluso, ya existe un nuevo diccionario, para descifrar estos códigos. El problema radica en que todos estos usuarios, están en un proceso de aprendizaje en su escuela, donde supuestamente, llevan materias que guían sobre la ortografía y redacción adecuada. Pero hacen caso omiso a todo lo aprendido para caer en este aberrante uso del idioma.

Estos códigos, son empleados en cualquier tipo de comunicación, lamentablemente, en sus escuelas. Los cuadernos están llenos de ellos y en peores de los casos, en pruebas y exámenes. Se ha perdido la capacidad del uso del idioma y es evidente que estos jóvenes consideran que así debe ser, porque no distinguen el buen manejo del lenguaje, por el trato permisivo que se les brinda en el contexto que se mueven.

La identidad del idioma, que nos permite comunicarnos y entendernos, no debe perderse. La forma es importante, para comunicarnos. Las personas deberíamos comprender el mensaje que nos quieren transmitir e igual, debemos tener la obligación de que nuestro receptor nos comprenda. Esto sin importar la edad y grado de escolaridad. Y el mejor camino para hacerlo es saber  utilizar el riquísimo léxico del español.

No es adelanto escribir en código y no es estar fuera de la modernidad, tener una excelente caligrafía y ortografía. Lo más lamentable, es que los colegios ya no exigen a sus alumnos, el buen manejo del español en sus clases. Los exámenes, a veces con una nota respetable, están lleno de errores ortográficos. La falta de exigencia se debe a que ahora el uso de la tecnología, hace más fácil el trabajo profesional de los docentes. Exigen a sus alumnos trabajos realizados en una computadora, para evitarse la falta de tiempo,  tratando de descodificar la letra del alumno.

Pero el problema, aún se ve más agudo, cuando éste se presenta en adultos, pues existe un gran porcentaje, que ocupan el chateo o las redes sociales para comunicarse. Es evidente, que a pesar de tener una carrera profesional, éstos no  cuidan su forma de redactar o escribir un simple mensaje. Ya no hablemos de códigos en los celulares, hablemos de escribir una simple nota de saludo o comentar alguna foto en Facebook. Lamentablemente, hay muchas personas que escriben más de una palabra, con mala ortografía. Y no es perdonable cuando estas redes se han actualizado, que al escribir, se subraya en rojo la palabra con error, para que uno la corrija.

“…creo que esa no es la solución. te é dicho que no hay q avlar de eso. y q la deprecion o tristeza no te inbada ,.. yo  ire al cine si tu quieres bamos .y avlamos en ingles para practicar y bueno, escribir también ingles por que todavía no puedo bien, esta orrible, avlo mejor q escribirlo….”

  Esto es un fragmento modificado, exceptuando los errores,  de una persona, ya profesional, que escribió en el perfil de su red social.


Cuando hablamos de profesionales, se entiende que éstos han tenido una educación adecuada, para tener ese título. Cuando este problema se presenta en este grupo, no se puede pasar por alto. Un profesional, además de su carrera, se le exige un buen manejo general de la cultura, independientemente de la profesión que haya estudiado. Y para obtenerla, una vía eficaz es la lectura, porque el que lee amplia su conocimiento y tienen una visión más grande sobre el idioma.

Otro caso muy común, es cuando la persona es bilingüe. No se puede tolerar a alguien que hable otro idioma, además del nuestro, porque para aprenderlo, se necesita estudiar gramática, la nuestra es tan rica, que se vuelve a repasar, cuando la persona está en aprendizaje de otra lengua. Y más grave es cuando un profesor de idiomas, escribe con mala ortografía el español, para enseñar, por ejemplo, el inglés.

Nadie va a saber los viajes que uno ha hecho, si no lo cuenta a sus allegados o cuelga sus fotos a las redes sociales. Saber leer y escribir, es una carta de presentación, que uno siempre va  a llevar en su vida. Porque puede alguien haber viajado mucho, pero si su vocabulario es carente, es de poca ayuda esta experiencia, en lo que se refiere, a su área profesional y cultural. Hay personas que por diferentes razones, no han tenido experiencias de viajes, sin embargo, su léxico y su cultura general, lo pone en una posición  muy prestigiosa.

Es irresponsable escribir mal nuestro idioma, y más cuando existen textos que al escribirlos con errores ortográficos, se interpretan de otra manera. Sólo con el hecho de no poner los signos de puntuación adonde corresponden,  puede cambiar el sentido de la idea que se quiere transmitir. De esto se han escrito muchos artículos, para concientizar, sin embargo, hay una manera eficaz de transmitir este mensaje y es a través de la comedia. Esto inspiró al famoso grupo de comediantes musicales, Les Luthiers, compuesto por miembros de nacionalidad argentina. Y con su humor elegante y sutil, hacen una acertada crítica a este problema.


Monólogo de Ravinovich. Daniel roba el guion al locutor por un momento de gloria. Video subido por Trebola. 27 de julio del 2006.





"Escribir es para mí como hacer ganchillos, siempre temo que se me vaya a escapar un punto."  ISABEL ALLENDE
Si está consciente de los errores que cometen la mayoría de los jóvenes, está en la obligación de educarlos y aconsejarlos, cada vez que cometan una falta.
Si usted es el que cae en ellos y no se da cuenta, verifique antes de enviar un mensaje por cualquier vía, ya sea red social o celular. Nada justifica escribir con mala ortografía, porque como antes mencionaba, la computadora trae programas que identifican los errores.

Utilice el diccionario. No lo engavete y siempre que escriba algo, léalo dos veces, antes de enviarlo.


Si tiene duda de una palabra que utilizó o la vio escrita, también está el recurso de la búsqueda en Internet y ya que está haciendo uso de este sistema, existe la página de la Real Academia Española, donde puede documentarse, de cualquier palabra que usted desconozca, ya sea su escritura o significado. http://www.rae.es/rae.html.

Tenga el hábito de la lectura. Aquella que no tenga que ver con los intereses de su trabajo o estudio, para que pueda ampliar su léxico y conocimiento.

Realice todo tipo de entretenimiento, que ponga en práctica sus habilidades cognoscitivas, por ejemplo, las sopas de letras, los crucigramas, entre otros. Son una buena opción para mantener su mente activa y actualizada.


Siempre tenga a su lado, una agenda, donde pueda archivar todo número telefónico que posiblemente, la mayoría lo tienen guardados en sus celulares. Recuerde que si se le pierde, no podrá recordar ningún teléfono. Esto además de facilitarle la vida, afianza más las relaciones personales. Quizás esto nada tiene que ver con mejorar la ortografía, pero es un gran avance, no depender tanto de nuestras adquisiciones tecnológicas y evitamos despersonalizar nuestra comunicación.


Porque siempre recuerde esta frase celebre:
"Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente."  (Ludwig Wittgenstein)



Reflexión final
Damos por sentado nuestra vida, cuando convivimos todos los días con la tecnología. Nos levantamos al sonar el despertador, encendemos el televisor, para ver alguna serie o noticiero, de algún canal del sistema del cable. Enviamos algún mensaje, o llamamos a alguien por cualquier motivo. Mientras desayunamos para ir a nuestro trabajo, colegio o universidad, más de una de estas acciones,  hemos hecho antes de partir. No nos damos cuenta, que quizás no dialogamos con nuestros seres queridos, porque  nuestra sociedad actual,  se ha despersonalizado.

Nuestra vida no tiene aquella magia, de apenas algunas décadas. Aquellos secretos que antes compartíamos, en las páginas de nuestros diario personales, ahora las ponemos en el muro de Facebook. Ventilamos nuestras relaciones, experiencias, sentimientos, ante el escrutinio de mucha gente. Y muchas veces no son cosas profundas, ni de gran importancia.

Si un día todo eso desaparece, creo que nuestro mundo se desboronaría. Sin celular, sin Internet, sin ningún tipo de comunicación. Es bueno tomar en cuenta todo eso e inculcar a sus hijos y nuevas generaciones, sobre el uso de el lápiz y el papel. Escribir toda clase de sentimientos y experiencias en un cuaderno privado, donde sólo esa persona, puede desbocar todo lo que hay en su interior. Si nos encontráramos en una situación difícil, lejos de toda tecnología, nos daremos cuenta la importancia, de plasmar nuestras ideas en escrito, para poder sobrellevar cualquier preocupación referente a la experiencia que estamos viviendo.


Todos conocemos la historia de Ana Frank, una niña judía alemana, que dejó plasmado en un diario, todas las experiencias vividas en su refugio, un desván construido en un edificio de oficinas, cuando se ocultaba con su familia, de los nazis, en Amsterdam, durante la segunda guerra mundial.
Ella en ese momento, para desahogar sus penas, se dedicó a escribir con detalle y crudeza, toda la experiencia oscura. Pasó la mayor parte de su tiempo leyendo y estudiando, y sobre todo, escribiendo en su diario. Ella no sólo narraba sus  dolorosas vivencias, también escribía sobre sus sentimientos y deseos. Era tan profunda su apreciación de la vida, que en sus históricas líneas, se  leen  temas sobre la condición de la humanidad y el papel Dios en ésta.

Anna muere de tifus, en 1945, en un campo de concentración. Su padre Otto Frank, fue el único sobreviviente de su familia, y fue él quien se encargó de publicar su diario, dos años después de terminada la guerra. Es hasta hoy, a pesar de todos los avances tecnológicos, que esta obra permanece, como una de las más grandes y conmovedoras historias personales, narradas por una niña. Experimentó una terrible experiencia. Su libertad fue robada, su vida y su inocencia, le fue interrumpida. 

Hoy en día, no imaginamos pasar por ese terrible momento. Vivimos en la actualidad, a pesar de los problemas políticos y sociales, resolviendo los problemas y obstáculos, sujetos siempre de un beneficio que nos da la modernidad. Sin ponernos a reflexionar lo bendecidos que somos, al  tener todos estos avances que evidentemente nos facilita la vida.

Y así vamos, educando a las próximas generaciones, no puede faltar en las navidades o cumpleaños, el nuevo juego computarizado o el nuevo modelo de celular. Nos olvidamos de inculcar los buenos hábitos de la lectura. Regalar un libro, un cuento o una enciclopedia, es cosa del pasado. Porque hay modernas opciones, como el Internet o la televisión, que nos ahorra tiempo, dinero y lo más importante, nos da más libertad de decisión. Como pasar más tiempo, con nuestros amigos, a través de las redes sociales o las largas conversaciones, que hacemos por teléfonos o el "chateo". 

Nos sentimos libres, porque todo avance da esa sensación, de emancipación de toda clase. Sentimos que tenemos alas y  todas las puertas abiertas al mundo. Si embargo para Anna Frank, su libertad fue coartada bajo aquellas paredes del oscuro desván, que compartía con su familia. Es por eso que sería bueno que reflexionaremos sobre esta frase que ella escribió en un momento de soledad y cautiverio:

"Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados."  Anna Frank




Porque cuando leemos, llenamos nuestro espíritu. Cuando escribimos, damos nuestro corazón.


Dedicado a todas las personas que murieron por su libertad.






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